Rvdo. Jorge López Teulón: "El beato José Polo, de lo social al martirio".
Don José Polo fue un verdadero apóstol en lo social y lo caritativo. Nació en 1879 en Salamanca y murió asesinado en la Puerta del Cambrón, junto con otras personas; asesinaron a un total de ochenta en la madrugada del 22 al 23 de agosto de 1936.
En 68 días fueron asesinados 102 religiosos y sacerdotes diocesanos; toda la comunidad de carmelitas, toda la comunidad de maristas, también un franciscano, a tres de los cinco jesuitas, a los canónigos de la catedral, y sacerdotes diocesanos. Toledo es una ciudad rodeada de murallas, lo que la convirtió en una ratonera para todo aquél relacionado con la religión.
Don José Polo fue seminarista en Salamanca; allí se ordenó y allí tuvo su primera parroquia. De su relación con el obispo Jarrin de Plasencia le viene esa cierta inquietud por lo social, ya que dicho obispo trabajó mucho en Las Hurdes y Don José Polo lo conoció muy de cerca al se este nombrado maestre-escuela de la catedral. Fundan juntos los Congresos Hurdanófilos: y allí comienzan a poner de manifiesto lo que en Las Hurdes estaba pasando, porque era una zona muy deprimida.
Tras otros cargos en Salamanca, fue enviado como deán a la catedral de Toledo, puesto que desempeñó hasta su muerte.
Al examinar las vidas de los mártires, algunas muy breves, se comprende el porqué de su modo de enfrentarse al martirio; y es porque ya desde muy temprano demostraban su santidad en su forma de vivir la fe y la relación con Dios. Es el caso de Don José Polo. Tenía un carácter muy fuerte, propio de su naturaleza; pero ello no obsta para encaminarse a la santidad con su manera de actuar, con su demostración de la entrega en varios campos: uno de ellos era el de la escritura. Otro era su dedicación a los más necesitados: en la catedral de Toledo se conservan fotos de él en la Virgen del Sagrario, en un claustro lleno de mesas para dar de comer a los pobres. Esto lo hacía también durante su labor en Plasencia.
Otro tema que lleva es el de las Cajas de Ahorros; será pionero en Plasencia en la participación en el Fondo de Previsión Social, para favorecer a la gente, de manera que el banco se quedara con menos capital.
Siempre estuvo al lado de los pobres, de la denuncia social, como propagandista, o con acciones concretas. Toda su obra en Las Hurdes lo presenta como verdadero apóstol de lo social.
Debemos aprender, en definitiva, de los mártires, para vivir nuestra vida cristiana. Hay que rezarles, pedirles milagros para que los puedan canonizar. La Iglesia peregrina debe estar en comunicación con la Iglesia celeste. Los mártires como Don José Polo nos deben interpelar a despertar de la dormición en la que muchos cristianos estamos y vivir el Evangelio como Cristo nos enseñó.