Madrid
Madrid fue una de las zonas más codiciadas por su situación estratégica. Se sucedieron muchas batallas por la victoria sobre la ciudad. Mientras, uno de cada tres sacerdotes era asesinado. Puede decirse que fue la capital de los mártires de la persecución religiosa.
En las tapias del cementerio de la Almudena perdieron la vida muchos religiosos; entre ellos, las hermanas Adoratrices de la calle Costanilla. O el ya santo Pedro Poveda.
El 23 de julio de 1936 fueron fusilados en Obreros de San José frente al Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. Se habían quedado allí para "hacer guardia" y evitar lo que finalmente ocurrió; la destrucción del monumento. Pero ese Corazón de Jesús fue reconstruido, y los cinco que entregaron su vida por su fe, están en el Cielo.
Mencionar Paracuellos es rememorar la valentía y firmeza en la fe de tantos y tantos que fueron asesinados en el lugar que acumula cientos de muertes. Allí hay un cementerio en su memoria; sobre él, de vez en cuando, una brisa que viene del Cielo trae el abrazo de los mártires que, desde allí, velan por todos nosotros.