top of page

P. Aldo Luis del Corazón de Jesús Rossi, IVE: "Los mártires benedictinos de El Pueyo de Barbastro: una reflexión oportuna".

El Padre Aldo comenzó su intervención destacando que a los monasterios siempre se les ha reconocido su importancia en la labor social; pero no debemos olvidar su papel en la difusión de la cultura en los pueblos. En concreto, los monasterios benedictinos han destacado en este aspecto; el cuidado de la cultura grecorromana, los monjes copistas de los scriptoriums... Pero además, en torno a los monasterios se gestaba la agricultura en orden al desarrollo integral del hombre

Y es que para la mejora social del ser humano, es necesario una reforma de sus costumbres; hay que luchar contra las injusticias, pero precedido por una reforma del espíritu cristiano (León XIII).

Así, los monjes benedictinos cumplen el apostolado con las familias. Esto se ve en las innumerables cartas que escribían a sus familias, hasta el último momento de sus vidas. De la misma cárcel se conservan cartas de Aurelio Boix.

Igualmente, el Padre Alejandro Pérez Alonso, antes de que los milicianos les hicieran ir hasta Barbastro, pidió a estos que no hicieran daño a la familia que trabajaba sus campos: "son trabajadores de nuestra casa".

Por lo que se refiere a los medios de comunicación social, los monjes benedictinos hacía su labor a través del "Boletín de información benedictina", una revista cultural. En los años cercanos a la guerra, podemos encontrar allí escritos y recensiones de libros de los mártires; por ejemplo los del Padre Salinas, bibliotecario de El Pueyo.

Otro punto de inflexión, añade el Padre Aldo, es la la educación, sobre todo universitaria y seminarística. Y esto es importante en tres aspectos. En primer lugar, tenían un oblatorio en el monasterio, que es un colegio para niños; en 1950 llegaron a ser más de cincuenta los niños y jóvenes que había allí. Los mártires eran los profesores, pero también eran los que los cuidaban durante todo el día. También tenían la formación de los seminaristas, donde estudiaban futuros misioneros, aspecto en el que estaban implicados profundamente los mártires. En tercer lugar, la educación universitaria: no hacían apostolado en la universidad, pero sí con los jóvenes católicos de Barbastro; en 1932 reciben en El Pueyo a más de cien jóvenes de Acción Católica, entre los que ya flotaba el ideal del martirio. Los ejercicios espirituales era algo que impulsaban también los monjes. 

Pero los monjes sabían que había que cuidar el bienestar material del hombre, haciendo un apostolado entre la clase trabajadora. Es el caso del Padre Lorenzo Santolaria, que dirigió los trabajos agrícolas que se desarrollaban en el patrimonio de la Virgen; de él siempre destacaron su capacidad para atender tanto estas labores como las propias de su ministerio. En su escultura del Santuario aparece hoy representado con una azada. 

bottom of page